El habla, la memoria colectiva, la sabiduría popular, la historia reciente, el hecho insular, el patrimonio tangible e intangible o las tradiciones, son algunos de los aspectos que dan sentido a la Orden del Cachorro Canario en la isla. El sentido de pertenencia a un lugar y a sus gentes son signos de identidad comunes. Además, la presencia del paisaje lanzaroteño es de tal magnitud que cautiva no sólo a los isleños, sino a personas procedentes de todo el mundo que han escogido vivir junto a nosotros. También da sentido a la Orden la lectura contemporánea que pintores, escritores y otros artistas han hecho y hacen del territorio insular y de la vida en él, edificando una nueva dimensión de la cultura. El hecho de ser canario siempre ha estado caracterizado por encontrarnos en una encrucijada de caminos y de culturas, lo que sigue siendo hoy un aspecto central de lo que somos.
La tradición y la modernidad, la mezcla entre lo propio y lo ajeno, lo de dentro y lo de afuera, los que vienen para quedarse y los que se van a otras tierras, las actividades tradicionales y las nuevas economías conforman un crisol de identidades que a todos nos envuelven, más aún en esta fase global de la civilización humana. Una de las facetas de este conglomerado identitario atañe a las costumbres y a las tradiciones propias que, aunque lamentablemente están cada vez más diluidas, aún perduran entre nosotros. El reto consiste en no perderlas de vista, en reconocerlas y preservarlas en un mundo cambiante y que tiende a la homogeneización.
Por eso, nos parece muy importante reiterar nuestro compromiso porque la isla cuente en el menor plazo con un Museo del Mar y de la Pesca, que nos recuerde los lazos históricos, económicos, sociales, culturales y naturales que hemos mantenido y mantenemos con el Océano Atlántico. También echamos en falta un esfuerzo decidido de las Administraciones Públicas por crear un Centro de Interpretación del Paisaje Agrario de Lanzarote, y un centro de transformación de productos agrarios que relance el sector primario y, con ello, poder mantener algunas tradiciones vinculadas al campo. Para ello, las instituciones públicas tienen la palabra.
Marcial Morales Cabrera
Presidente