En el Hotel Escuela de Santa Brígida, se celebró el almuerzo anual de la Orden del Cachorro Canario, en este caso celebrando también el 25 Aniversario de su fundación, al que asistieron del orden de 150 comensales, en el se degustó un riquísimo puchero, acompañado del vino joven canario “La Caldera”.
Antes de comenzar, dirigieron al grupo unas breves y sentidas palabras los Presidentes Nacional, de Lanzarote y de Gran Canaria y, este último, como representante de la Demarcación organizadora del acto, aprovechó el momento para agradecer muy emocionado el gran trabajo hecho por las anteriores Juntas Directivas, destacando su gran esfuerzo y dejando muy claro que sin ellos no estaríamos hoy donde estamos, hecho que fue largamente aplaudido por todos los presentes. Además hizo un recorrido muy emotivo por la vida de la Orden del Cachorro Canario hasta llegar al día de hoy, ya transcurridos 25 años.
Sus palabras fueron interrumpidas en algunas ocasiones con aplausos porque el nivel emotivo que se alcanzó al escucharlas fue bastante destacado. Todo ese mensaje, dicho con el énfasis suficiente y con las pausas y silencios adecuados, tocó el corazón de los presentes y fue el motivo de que, al finalizar su discurso, fuese muy felicitado y largamente aplaudido. Todos los presentes nos sentimos más cachorrúos cuando Esteban Guerra acabó de hablar.
En este acto se bautizaron unos nueve nuevos Miembros Numerarios y se tocó con el Cachorro a los representantes de tres Socios Protectores de la Demarcación de Gran Canaria: Quesos Bolaños, Restaurante La Marinera y Supermercados Spar. En ambas ceremonias ya se utilizó la palabra “tocar” en sustitución de “imponer”, tal como se había aprobado por unanimidad en la Asamblea Nacional celebrada horas antes.
Después del almuerzo escuchamos varias canciones interpretadas por algunos componentes del grupo musical “Vademedicum”, encabezado por el conocido cantante local Heriberto Cerpa, y a rifar varios regalos. Todo dentro de un ambiente muy divertido y perfectamente atendidos por los alumnos de la Escuela de Hostelería, hasta que a las 6,00 de la tarde que el grupo regresó a la Casa de la Orden del Cachorro Canario, donde continuó el tenderete hasta bien entrada la noche.
Fue una jornada grande. Desde el día anterior, con la Misa y el concierto, los cachorrúos/as estuvieron pasando unos ratos casi inolvidables donde, lo mejor de todo, fue que la filosofía estatutaria estuvo presente en todo momento en el corazón de cada uno/a.