Orden del Cachorro Canario. Desde su sede en Vegueta, la asociación busca un impulso para continuar rescatando y promoviendo las tradiciones y valores canarios.
El cachorro canario o el sombrero de ala ancha hecho de palma o fieltro con el que se han vestido y se visten las mujeres y hombres de todas las Islas es hoy un símbolo materializado de la canariedad. La denominación de cachorro se debe a la tradición de nuestros antepasados sde cubrirse la cabeza con las pieles de animales pequeños, cachorros, dejando la piel de los animales grandes para cubrirse el resto del cuerpo. Hoy, una asociación nacida hace más de 24 años usa este distintivo para promover y defender las costumbres y valores tradicionales de Canarias a la que han pertenecido personalidades representativas de la sociedad canaria como Alfredo Kraus.
Se trata de la Orden del Cachorro Canario, fundada en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de abril de 1991, bajo la premisa «rescatar, vivir, transmitir y defender los signos internos y externos de todo aquello relacionado con lo canario», recuerda el actual presidente de la asociación en Gran Canaria, Esteban Guerra.
A lo largo de su historia, la lista de miembros numerarios bautizados en la Orden del Cachorro Canario se acerca a los 1.200. Y pese a que años atrás fue una voz autorizada de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, la falta de financiación actual la condujo casi a su desaparición, un hecho que su actual equipo directivo trata de impedir, porque, con ello, vendría el principio del fin de las costumbres y los valores canarios, según afirman.
Uno de los grandes obstáculos a los que tiene que hacer frente la canariedad es la globalización y la importación de las tradiciones extranjeras, algo contra lo que quiere tomar medidas la directiva de la Orden del Cachorro Canario de Gran Canaria. «No podemos desaparecer. No se trata de una asociación cultural normal, es una asociación necesaria para la sociedad canaria. Las tradiciones tenemos que conservarlas, sobre todo en el mundo intercultural en el que vivimos ahora, en el que cualquier valor que entra del exterior desplaza a los valores canarios», comenta uno de los miembros.
«La ilusión de ser de aquí». Entre las acciones que desarrolla la asociación destaca una campaña para promover la celebración de la arraigada fiesta popular canaria de los Finados, en lugar de Halloween. «Somos conscientes de que hemos vivido una época de depresión anímica de la canariedad, que no es sólo romerías», explica Guerra, que también critica la pérdida del respeto de las costumbres y valores de las Islas.
En este sentido, como un objetivo que se afronta como «un verdadero reto», desde la directiva de la asociación en la demarcación de Gran Canaria, «tenemos que transmitir la ilusión de ser de aquí, que sientan verdadero orgullo por serlo, que tomen conciencia sobre cuál es nuestra identidad», manifiesta Guerra, quien explica que en ningún caso se trata de una asociación excluyente con otras culturas. Asimismo, su presidente en Gran Canaria adelanta que entre los proyectos para el futuro próximo se encuentra integrar a las colonias extranjeras como bolivianas, argentinas, hindúes o uruguayas asentadas en las Islas mediante encuentros de confraternización. «El canario siempre ha sido muy amable y acogedor con el extranjero», sostiene el presidente. Pero la clave de la preservación de la canariedad está en los menores del Archipiélago, por lo que la gran parte de los proyectos están centrados en actividades educativas para inculcar a los más pequeños el valor de la cultura y la tradición canaria.
Para relanzar su labor, que ha atravesado por un periodo de inactividad ante la falta de recursos, según afirma Guerra, la Orden del Cachorro Canario tratará de recuperar el papel que hace años tenía en la sociedad canaria, y lo hará a través de 25 áreas operativas enfocadas a la realización de actividades y convivencias para transmitir la idiosincrasia canaria.
Cada sede social o casa –la Orden también está presente en Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote y La Gomera–, es un lugar de encuentro de todos sus miembros y simpatizantes para charlar y dialogar sobre los temas importantes de los canarios. «Aquí no solo tocamos el timple. La sede es un espacio abierto a la sociedad, donde nos posicionamos ante los temas importantes, que pueden ser cosas que nos afectan a todos los ciudadanos, sean o no canarios», afirma el secretario de la asociación grancanaria. En el caso de Gran Canaria, la sede está situada en un caserón antiguo de arquitectura tradicional canaria ubicado en la plaza de Santo Domingo del barrio capitalino de Vegueta.
Dentro y fuera de la casona se realizan diferentes actividades «de gran interés y utilidad pública y sociocultural», apunta Guerra. El amplio programa de actividades incluye eventos culturales como conciertos, visitas a barrios y municipios, clases de guitarra y timple, de bordado y calado canario, de danza y encuentros canarios infantiles.
A través de las distintas acciones la Orden pretende seguir difundiendo la canariedad para recuperar su estatus y seguir reviviendo las tradiciones, pero «dificilmente pueden ser soportadas económicamente por la orden, aunque parece que empieza a haber una leve mejora», dice su presidente en Gran Canaria, que estima que la cantidad necesaria para desarrollar el proyecto asciende a 75.000 euros. Por ello, hacen un llamamiento a los canarios y a las instituciones. «Somos imprescindibles para la sociedad de nuestras Islas», recalcan desde la casona de Vegueta.
A lo largo de su historia, La Orden del Cachorro Canario ha traspasado fronteras para llevar por el mundo la identidad y las costumbres de Canarias. De hecho, en Cuba se han creado cinco demarcaciones en otras tantas provincias de la asociación sin ánimo de lucro, que son Santa Clara, Cabaiguán, Trinidad, Morón y La Habana.
Además, la asociación ha establecido enlaces especiales con Argentina y Mauritania, además de estrecharse los lazos con las 196 casas canarias repartidas por todo el mundo.